Hoy queremos dedicar una entrada a esta singular pieza, el Albarello.
Esta obra también conocida como “tarro de farmacia”, es original de Oriente próximo. Entonces, este recipiente de cerámica era usado por los boticarios para almacenar las valiosas especias, preparaciones, pócimas o dulces, del siglo XV al XVII.
El Albarello es una pieza con pie en anillo curvado hacia el interior y una boca ancha para poder introducir la mano. Tiene una base plana que facilita su almacenamiento y una forma cilíndrica con una zona más estrecha en el centro para permitir su agarre.
Aunque algunos de los albarellos de la colección de la Loza Dorada tienen tapadera, fue un elemento que no se incorporó hasta los siglos XI y XII.

LOS ORÍGENES

Esta pieza es introducida en la península por los antiguos reinos del Al-Ándalus, probablemente desde Egipto o Persia. Se desarrolla especialmente en la ciudad de Manises, entre otras, y cumplía principalmente una finalidad práctica. De hecho, la técnica de la Loza Dorada alcanzó su máximo auge en la península, debido a la prohibición de metales preciosos en la vajillas nazaríes.

Los Vasos de la Alhambra en cambio, eran elaborados por los alfares de la época bajo encargo, para formar parte del ajuar de grandes palacios.

Podemos imaginar a estas piezas cruzando el océano, cuidadosamente guardados en cajones de madera entre esparto y paja, repletos de las especias que los Europeos ansiaban.

Su uso farmacéutico se extiende en la península hasta el año 1588. En ese momento y bajo técnicas cerámicas posteriores a la Loza Dorada, son elaborados por los alfares de Talavera de la Reina (Toledo). Su destino era la botica de San Lorenzo el Real de El Escorial, desde donde se suministran medicamentos al hospital, a la familia real y a la corte.
Se han encontrado albarellos con abreviaturas del producto que contuvieran, motivos geométricos y vegetales, caligrafía cúfica, escudos… Con el paso del tiempo, su decoración derivaría a otro tipo de elementos más elaborados como figuras animales, escenas o retratos.
La técnica de realización de estas piezas, solía contener esmaltes de plomo y estaño para su vidriado base en blanco, y cobres o cobaltos para su posterior decoración en tonos azules o verdes.