LAS GRANDES PLACAS DE REFLEJO DORADO: El azulejo nazarí de Jaén
Recientemente, concluyó el proceso de investigación y estudio del artista dedicado a este gran azulejo nazarí de Jaén, tras lo que decide realizar una restitución. En las últimas publicaciones en redes sociales, podemos ver desde hace días, imágenes y vídeos de estos interesantes momentos. Con esta nueva recuperación, se devuelve a la vida a una pieza que pasa a pertenecer a la colección de La Loza Dorada de Miguel Ruiz Jiménez, ahora bajo la forma de mural. Una vez más, el proceso de investigación y observación de esta imponente pieza, le ha llevado desde el máximo respeto, a extraer conclusiones que explican el talante general de esta obra.
EL TRABAJO DE RECUPERACIÓN
El extenso bagaje técnico de este artista, le ha permitido además y tras muchos años de investigación, poder llegar a conclusiones certeras sobre numerosos detalles inapreciables para algunos. De alguna manera, los pasos de su evolución durante la investigación de esta técnica, han pisado las huellas de los alfares y maestros de aquella época. Éste hecho nos emociona profundamente, puesto que no nos ha transportado a aquel momento conociendo sus raíces históricas. Nos hemos visto a nosotros mismos directamente en los talleres de aquellos alquimistas gracias a su profundo análisis. Un estudio que le ha permitido penetrar en las entrañas de estas alquimias y poder discernir sobre ellas. Así, ha avanzado, y de esta manera ha podido seguir aprendiendo de aquellos remotos alfares, alquimistas y maestros de la época.
Ahora, Miguel Ruiz puede usar análisis químicos de los materiales y observaciones al microscopio de las texturas… pero él vasa su experiencia sobre todo, en el hundir sus manos ajadas en el barro, en el torno y en el horno.
Por todo esto, en este artículo no pretendemos profundizar en la historia que puede usted conocer en cualquier libro. Nuestra intención es hacer un breve balance de conclusiones con la intención de dejar claro el trabajo y proceso de investigación que hay oculto tras la belleza de la obra del azulejo Nazarí de Jaen. Detalles que nos descubren secretos aún más profundos que el origen histórico de estas maravillas del arte nazarí y que podrán conocer en profundidad en un importante documento que desvelaremos al final de este artículo.
No obstante, ahora nos gustaría puntualizar sobre los tres pasos más importantes que han de superar las realizaciones de este tipo de obras: El moldeado de la pieza, el esmalte de fondo y el Dorado en reducción.
EL AZULEJO NAZARÍ DE JAÉN
Nos emociona profundamente el poder de seducción que irradia la contemplación de estos legados y alquimias. Creemos, que cuando desde la propia experiencia por muy breve y humilde que sea, se contempla una obra así, nos transportamos a aquellos tiempos en los que la honestidad, el arte y el trabajo eran la máxima aspiración del ser humano.
De repente uno se puede sorprender a sí mismo analizando, deteniéndose en los detalles e intentando establecer un diálogo con un elemento aparentemente sin vida, que podría contar mil historias.
Hace algunos meses, visitábamos el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, donde el azulejo Nazarí de Jaen se encuentra actualmente expuesta. Una gran placa cerámica cuya fecha de realización data del siglo XV. Encontrada en Jaén, probablemente en el pueblo de Hornos. Sabemos que el Vaso de Hornos (Importante pieza de la colección de los Vasos de la Alhambra), fue hallada en este pequeño pueblo de la provincia de Jaén. Ambas piezas incluyen en su planteamiento cromático el azul de cobalto, he incluso la tonalidad global es muy parecida; aunque las piezas por su forma y dimensiones son radicalmente distintas. Esta conclusión podría llevarnos a pensar que ambas están realizadas en la misma época e incluso por los mismos autores
El grosor de la placa, el esmalte y el dorado.
En lo que se refiere al moldeado, hay que destacar en primer lugar sus increíbles dimensiones: 114 × 57 × 6 cm. El enorme espesor y tamaño de esta placa , obligó a su autor a incorporar a la arcilla una gran cantidad de chamota para controlar posibles deformaciones y facilitar y agilizar el proceso de secado.
Tal y como se explica en el apartado Proceso de realización de la Loza Dorada de Miguel Ruiz, esta técnica requiere hasta tres cocciones diferentes. Este hecho, ya nos da una pista sobre los matices que apreciamos en el azulejo nazarí de Jaén, como los chorreones. Explicamos porqué.
En el caso concreto de esta pieza, el esmalte de fondo fue aplicado con demasiado grosor. Esto, entre otras cosas, redujo la intensidad del craquelado y además propició un blanco de fondo distorsionado en chorreones que a la vez arrastró el azul de cobalto. Los toques de morado incorporados en algunos atauriques también chorrearon, puesto que están horneados en la misma cocción y a la misma temperatura del blanco de fondo, aproximadamente 1030 °C. Además, si observamos el desplazamiento del esmalte, podemos deducir fácilmente la posición en que fue horneada la pieza en esta segunda cocción; fue en posición vertical invertida.
La tercera cocción
Antes de llevar a cabo la tercera y última cocción, fue aplicado el bálsamo para los dorados en reducción, tal como exige este singular proceso.
Sobre los chorreones del azul y del morado podemos observar la nitidez de la línea que contornea los atauriques, los cuerpos de los pájaros y los motivos vegetales. Este mismo efecto lo podemos observar también en el famoso Jarrón o Vaso de las Gacelas. Por consiguiente, es bastante evidente que no es un esmalte de manganeso sino un bálsamo para reducción, pero que en esta pieza adquirió una tonalidad más marronácea.
«Es una virtud conseguir con tecnicismos,
la aparente o real ausencia de ellos«. M.R.J.
También se aprecian lo que creemos que son interrupciones y levantamientos del Dorado, que han dejado una marca amarillenta sobre el blanco de fondo. Precisamente este “defecto”, que podría considerarse como un fallo, es un efecto que el artista imita en su restitución. Y es que como él mismo dice «es una virtud conseguir con tecnicismos, la aparente o real ausencia de ellos«.
Sin extendernos más, nos fijamos por último en lo que algunos han descrito como un desvanecimiento o pérdida del azul de cobalto. Pero en este caso como en otros, la experiencia le confiesa a Miguel Ruiz, que el azul y el morado aplicados sobre el blanco de fondo forman un cuerpo vítreo, que una vez horneados se hacen definitivamente inseparables.
LO NUNCA CONTADO
Este artículo, pretende entre otras cosas, servir como avanzadilla a lo que promete ser un cáliz en el conocimiento de la cerámica de reflejo dorado.
Una nueva re-edición ampliada de la EPOPEYA DEL BARRO edición 1990, en la que el artista se encuentra trabajando en estos momentos de retiro global. Está dedicando un valioso tiempo a profundizar mucho más en el terreno técnico y además recogerá todas las nuevas piezas de su colección.
Un importante testimonio en el que, basado en la investigación, sus intuiciones y seguramente en sus dones propios, se centra en describir sus detalles; algunos muy visibles y otros casi inapreciables, sobre todo para las personas que no están inmersos en estos procesos.